LA GUERRA DE LAS REDES SOCIALES
En 2004, el politólogo imperialista norteamericano de origen polaco Zbigniew Brzezinski, escribió un artículo dando cuenta de un fenómeno novedoso mundial que iba a tener graves consecuencias para la política del siglo XXI. Por primera vez en la historia del planeta se había conformado una masa crítica de jóvenes de clase media, educados en universidades, que eran capaces de entender cómo funcionaba la política de los estados realmente y eran capaces de analizar con competencia la política de sus países y la geopolítica internacional. En el seno de los pueblos había surgido una clase educada que ya no era tonta y engañable para el poder constituído y que optaba por versiones reformistas o revolucionarias de profundización de la democracia. Esto constituía para las elites del poder-dinero mundial una “crisis de la democracia”, como dice Noam Chomsky, es decir, el peligro de que las masas intentaran participar en el sistema político, no dejando camino libre a los profesionales al servicio de los poderes fácticos, y sin someterse al papel pasivo de sumisión y gobernabilidad tranquila y obediente que la democracia real impone a los pueblos. Este capital humano subvertor de la democracia real era un nuevo actor mundial que auguraba trastornos “horribles” en la gobernanza de los poderes fácticos de siempre, que habían de controlar y dirigir hacia la plácida dominación de los pueblos ignorantes e incultos políticamente. Los gobiernos defienden a los ricos de los pobres, por ello, han de estar sometidos al poder del dinero y la nueva potencial disidencia podría tener veleidades de justicia social y de “nacionalismo”(tratar de aumentar el nivel de vida de sus pueblos sin someterse al Imperio de EEUU) que rompieran la paz social y política establecida.
Como consecuencia de la desregulación del sistema financiero y la reinvención del Capitalismo especulativo desde el mandato del presidente de EEUU Ronald Reagan en los años ochenta, en 2008 se produjo la crisis económica que removió los cimientos del sistema e hizo que la generación alfabetizada políticamente emergiera. Y, en efecto, en 2011, se produjeron los movimientos sociales populares denominados “primavera arabe”, 15M, Occupy Wall Street, etc provocando una unión popular contra las elites instituídas. El levantamiento popular unió al pueblo contra la casta política y económica, abjurando de los bipartidismos políticos profesionales y amenazando la posición de los poderes económicos(tratando de no reconocer la sumisión a la deuda financiera de los países que esclavizaba a éstos en manos de los acreedores). El pueblo dejó de dividirse entre izquierda y derecha, liberales o conservadores, republicanos o demócratas, y se consideró el 99% contra una elite mundial del 1%. En los países no democráticos se levantarían contra las dictaduras explícitas. Los gobernados se levantaron contra los gobernantes y amenazaron su posición privilegiada y monopolio político.
Pero toda revolución política, aún siendo pacífica, velaba un arma nueva (barricadas, huelga general, etc) y aparte de un asamblearismo placero de la multitud presencial cara a cara encontró en las nuevas redes sociales telemáticas la vía de debate interno lejos de la influencia de las elites. Las elites controlaban el sistema económico, los medios de comunicación, las universidades, la clase política, la cultura, etc Pero ahora, en el nuevo escenario, el pueblo se hablaba a si mismo autónomamente, sin las mediaciones controladas y manipuladas por la elite, y se vió como un sujeto consciente de si y para si. Internet y las redes sociales estaban libres de censuras y el malestar económico se tradujo en social y político. El contagio y la falta de miedo hizo soñar colectivamente a las masas que nuevamente entraban a escena con afán radical y rupturista, regenerador y común.
La elite contraatacó. Compró opinólogos que llenaron las redes sociales de discordia quebrando la unidad del pueblo. Divide y vencerás, se dijeron. Divide e impera. Pero las redes sociales no las controlaban pues eran propiedad de empresas privadas guiadas por la maximización del beneficio económico. Y las empresas propietarias, Silicon Valley, establecieron a los algoritmos de la inteligencia artificial para autoregular el tráfico de las redes. Estos algoritmos acabaron siendo los dominadores del mundo virtual al gestionar las opiniones, con el único fin de optimizar el beneficio de la comunicación vista como negocio, lo que los orientó hacia la polarización de la gente porque comprobaron que era lo que más hacía consumir a los usuarios y maximizaba los beneficios. La polarización en todos los países en diversos bandos dividió al pueblo. Entonces la elite inició las consabidas operaciones de disidencia controlada. A un lado y otro de la polarización, según las particularidades de cada país, aparecieron nuevas marcas dirigidas por las elites que partieron en dos a los pueblos. Los mejores revolucionarios se desengañaron y volvieron a sus casas mientras la nueva disidencia controlada acabó formando nuevos partidos que calleron en manos de psicópatas y la gente con menos escrúpulos que aceptaron fácilmente someterse a las elites. La deuda se seguiría pagando y la polarización era el nuevo negocio de la renovada clase política, marca blanca de lo anterior, que no servía para nada al pueblo y su unidad sino a ellos mismos y sus situaciones personales. Mientras el pueblo volvía a la sumisión crispado por falsos debates que lodesunían. Los políticos profesionales debatían cuestiones no esenciales que no iban al quid de lo principal a cambio de discusiones distractoras en temas cuña que dividían a la gente y que la hacían sentirse mejores moralmente que el otro polo(migraciones, okupaciones, violencia de género…). Mientras los pobres cada vez mas pobres y los ricos cada vez mas ricos. La polarización acarreaba no sueños, sino miedos irracionales profundos, que eran lo que eliminaba el sentido crítico y hacían aceptar el mal menor de que siguieran mandando los mismos. Mientras los cambios iban a peor para el pueblo, este se hacía conservador y atomizado y regresaba al borreguismo de no levantarse.
Nuevamente, la historia del pueblo traicionado y la utopía de los ricos a todo trapo. Como decía el slogan, España es el violín que se coje con la mano izquierda y se toca con la derecha. La elite mundial unida en su nueva contrarevolución llamada el Gran Reinicio y el pueblo pasando la consigna miserable del “sálvese el que pueda”. Los ricos imponiendo el ecofascismo de la reducción de la población pobre en vez de la disminución de su derroche energético, material y contaminador.
Pero en 2019, y los españoles sin tener ni idea, se produjeron nuevos levantamientos populares en numerosos países del mundo: Chile, Francia, Colombia, Ecuador, Perú, Haití, Líbano, Irak, Thailandia… Entonces vemos la primera cara imprevista del problema ecológico: la pandemia del coronavirus. Ocasión planeada por la elite para reforzar la vigilancia tecnológica de la población por los gobiernos que siguen sus dictados y mandar al infierno a los países más pobres. Los gobiernos de los ricos eliminando más la autonomía, no solo política, sino económica del pueblo con menos empleos y mas dependencia del estado para sobrevivir. Las revoluciónes en stand by por una crisis sanitaria mundial. La elite empobrece a los pueblos, paraliza sus contagiosos levantarientos contra políticas impopulares, auténticas barbaridades impuestas por los ricos a los gobiernos y que sus psicópatas meten con calzador, y todo elmundo poniendo sus esperanzas en los subsidios estatales que suponen mayor deuda pública y esclavitud en manos de los acreedores. Jugada perfecta con algunas otras bazas menores( pérdida de derechos humanos, constitucionales, democráticos políticos´y educativos). El pueblo misero ya no levanta cabeza(ni la centra en otra cosa que las pantallas controladas por los ricos). Divididos, arruinados, incultos, enfermos y adquiriendo conciencia de que sobran.
Y en esto que llega 2021 y las redes sociales censuran a Donald Trump en su cuenta personal. Silicon Valley, una empresa privada, censura los contenidos colgados por el mísmísimo presidente de EEUU. Ya con la pandemia se habían empezado a censurar y castigar contenidos de odio y contrarios a las autoridades sanitarias. Y el pueblo pidiendo regulación de las redes sociales en manos de los mismos poderosos de siempre y a su criterio. Otra jugada de la elite. Otra libertad hecha inocua para los poderosos. La izquierda polarizada anticensura viendo bien un atentado semejante a la libertad de expresión mientras la elite sonríe zorruna. Las redes sociales que unieron y levantaron a los pueblos dividiéndolos y censurándolos a su capricho.
La Democracia suspendida(en estado de excepción), la gente en arresto domiciliario, prohibida cualquier reunión y evento social, pegados a las pantallas atendiendo al gobierno y a los voceros de la elite ricachona, con mas miedo que espanto, sin sentido critico alguno, eligiendo con desesperación el mal menor que les cocinen, con el Cambio climático acelerándose y arruinados…
Pero, a pesar de las jugadas de los de siempre que solo mantienen su poder-dinero, el viejo topo no se rinde. Por que nos gusta estar juntos, reírnos y amamos la vida. Solo queremos vivir bien y tener libertades. Vivir dignamente y ser iguales sin privilegios odiosos. Lo que los antipopulares de siempre llaman la Anarquía y nosotros la Idea. Edúquense y lean.
Alfredo Velasco